Capítulo 3. De la adoración religiosa al sitio de trabajo: Una spiritual es adoptada por el movimiento sindicacal y la izquierda estadounidenses


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Al parecer, los mineros del estado de West Virginia fueron los primeros en el siglo XX de cantar “I Shall Not Be Moved” en su lucha por sindicalizarse.




Mineros de carbón en West Virginia en los 1930s.




Una de las primeras versiones de “We Shall Not Be Moved” originó en una huelga por la West Virginia Mine Workers Union en el condado de Kanawha, liderado por C. Frank Keeney. La letra que cantaron incluía la línea “¡Frank Keeney es nuestro líder!”




John L. Lewis, presidente del sindicato United Mine Workers of America y posteriormente líder del Congress of Industrial Organizations, fue un ferviente creyente en el poder del canto para sindicalizar a los obreros de su país.




“We Shall Not Be Moved” fue una de los temas cantados por los obreros de los United Auto Workers que ocuparon las fábricas de General Motors en su famosa huelga “sit down” [sentada] en Flint, Michigan en 1937 y 1938.




Huelguistas celebran su victoria en Flint.




Los huelguistas que ocuparon las plantas de General Motors en Flint fueron atacados por matones armados.




Uno de los conjuntos musicales obreros en la Fisher Body Plant de General Motors.




“We Shall Not Be Moved” se volvió el himno oficial del sindicato interracial Southern Tenant Farmer Workers’ Union [Sindicato de los Inquilinos del Sur] en los 1930s.




Inquilinos cosechan el algodón en el estado de Arkansas en los 1930s.




Militantes afro estadounidenses del STFWU.




Inquilino afro estadounidense en el sur del país.




“We Shall Not Be Moved” como canción sindicalista fue popularizada por el Reverendo Claude Williams y su asistente Lee Hays en Commonwealth College, un centro educativo obrero ubicado en Mena, Arkansas. Cuando se trasladó a Nueva York a fines de los 1930s, Hays llevó la canción consigo y se la enseñó a sindicalistas y músicos folclóricos en la ciudad.




Cuando Lee Hays se integró a los Almanac Singers [Los Almanaques] en Nueva York, “We Shall Not Be Moved” se volvió un pilar del repertorio del conjunto. Incluyeron la canción en su LP Talking Union [Hablando de sindicato] en 1941.




Zilphia Horton fue la directora musical de la Highlander School en la oriente rural del estado de Tennessee. Jugó un papel imprescindible en enseñar la canción “We Shall Not Be Moved” a sindicalistas en todo Estados Unidos en los 1930s y 1940s.




Una foto de Zilphia Horto con acordeón, cantando con los trabajadores de un piquete, fecha y lugar desconocidos.




Muchos sindicalistas del Congress of Industrial Organizations (CIO) aprendieron “We Shall Not Be Moved” en la Highlander School.




El cantante, actor y activista Paul Robeson fue un férreo luchador por los derechos civiles y laborales. Como un participante prominente en las organizaciones de izquierda, enfrentó una represión desenfrenada por el gobierno y los grupos anti-comunistas de la sociedad civil en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Haga clic en la imagen para saber más sobre la vida y los logros profesionales de Paul Robeson.




Sindicalistas al pie del escenario donde Robeson había de presentarse en Peeksill, New York en agosto de 1949.




Unos matones atacan a los vehículos de los asistentes del concierto de Robeson en Peekskill.




Portada del libro del novelista Howard Fast sobre los motines en Peekskill. En el libro, Fast relata como la tripulación del concierto repelió a un grupo de atacantes fascistas por entrelazarse los brazos y cantar “We Shall Not Be Moved.”




La rabia sobre Peekskill




Nuestra canción se seguirá cantando—La historia de Peekskill